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Cómo limpiar tu parrilla a gas

Cómo limpiar tu parrilla a gas

Organizar una parrillada al aire libre es una manera grandiosa de reunirte con familiares y amigos para disfrutar de alimentos deliciosos. No obstante, para obtener los mejores resultados se debe tener una limpia que hayas cuidado bien en todo el año. Existen algunas medidas de limpieza sencillas que puedes adoptar después de cada uso que le des a la parrilla. Asimismo, existen medidas de limpieza semianuales más exhaustivas que puedes adoptar para garantizar que funcione de la mejor manera posible en los próximos años. Si mantienes limpia tu parrilla para exteriores y la cuidas, esta funcionará de manera adecuada y garantizará que los alimentos que cocines siempre tengan el mejor sabor.

 

Método 1 de 2: Limpiar luego de cada uso

  • Desconecta el gas

Como medida de precaución, desconecta el tanque de propano cada vez que limpies tu parrilla. Esto te brindará la certeza de descartar toda posibilidad de sufrir una lesión o un incendio provocados por el gas.

Vuelve a revisar para cerciorarte de haber apagado el gas del tanque antes de desconectarlo de la parrilla. No debe haber fugas de gas en el tanque.

  • Quema el exceso de comida y grasa:

Luego de haber usado tu parrilla, enciéndela al máximo y déjala así por 15 minutos, o hasta que ya no emita el humo producido al quemar los residuos de comida. Luego apaga tu parrilla.

Si dejas la parrilla encendida por 15 minutos, esto permitirá quemar toda grasa o partícula de comida que haya sobrado desde el último uso, así se convertirán en cenizas y podrán retirarse con facilidad.

  • Limpia las rejillas de la parrilla:

Si estas ya no están calientes (pero aún están tibias), apaga el suministro de gas y desconéctalo. Luego retira todas las partículas de alimento o grasa sueltos y en cenizas usando un cepillo de acero para parrillas. Asimismo, podrías formar una bola de papel aluminio y limpiar las rejillas con ella.

Para realizar una limpieza más exhaustiva, puedes retirar las rejillas de la parrilla, limpiarlas con una esponja remojada en agua con jabón y luego volver a colocarlas después de enjuagarlas y secarlas por completo; sin embargo, no es necesario que lo hagas después de cada uso.

  • Limpia el exterior de la parrilla:

La solución de limpieza más segura para la mayoría de las parrillas a gas es el agua con jabón. Tan solo elabora una solución de limpieza con agua y una o dos rociadas de jabón para vajilla. Limpia el área exterior de la parrilla con el agua con jabón, remoja un paño en agua limpia y úsalo para retirar los residuos del jabón, luego seca el exterior de la parrilla de manera exhaustiva.
Si cuentas con una parrilla de acero inoxidable, puedes limpiar el área exterior con un limpiador de acero inoxidable. Si posees una parrilla de porcelana, también puedes limpiar su área exterior con un limpiador de porcelana específico.

Método 2 de 2: Limpiar de manera exhaustiva 2 veces al año

  • Revisa los tubos de alimentación a fin de identificar los defectos visibles:

Si alguno de ellos cuenta con daños evidentes (como rasgaduras, agujeros o fisuras), reemplaza las piezas justo antes de volver a usar la parrilla. Asimismo, cerciórate de que todos estos tubos se encuentren rectos en toda su extensión. Ninguno de los tubos de alimentación debe estar doblado, ya que esto evitará que el gas fluya de manera correcta. También revisa el área exterior del tanque de gas para detectar todo posible daño, como abolladuras, erosiones, perforaciones o cualquier signo evidente de daño. Si encuentras áreas que cuentan con daños visibles, podrías sufrir una fuga de gas.

Si no estás seguro o tienes sospechas sobre el estado de tu tanque de gas, haz que un proveedor profesional de gas lo revise. Este profesional contará con conocimientos sólidos que le permitirán evaluar una posible fuga de gas y encargarse de ella.

  • Revisa los tubos de alimentación para detectar toda abertura imperceptible:

Elabora una mezcla de agua con jabón. Debes batir la mezcla para que se vuelva bastante espumosa. Luego toma una brocha y aplica la mezcla en los tubos de alimentación. Enciende el gas y aplica un poco más del agua con jabón en los tubos de alimentación. Si se forman algunas burbujas en estos tubos, esto revelará la presencia de una fuga de gas. Reemplaza de inmediato los tubos de alimentación que presenten signos de una fuga de gas.

Esta prueba con agua con jabón debe realizarse una vez al mes, pero esto también se basará en la frecuencia con la que uses tu parrilla. Si la usas muy seguido, mayor será la frecuencia con la que debas realizar esta prueba.

  • Revisa el sistema de encendido:

Apaga el gas y prueba el botón de encendido para determinar si genera una chispa. Si el regulador de presión del tanque de gas y el sistema de encendido funcionan con normalidad (es decir, si el regulador identifica y mantiene una presión adecuada en el tanque de gas, y el sistema de encendido genera chispas y se enciende correctamente), podrás encender el gas y prender la parrilla tal como lo harías con normalidad, así terminarás de probar la parrilla.

Si no hay chispas, revisa el regulador de presión y cerciórate de que esté asegurado con firmeza en el tanque. Del mismo modo que tu cocina en casa, puedes tratar de prender la parrilla de manera manual usando un encendedor de parrillas. Tan solo debes mantener tus brazos y tu rostro alejados del área de cocción, así evitarás quemarte cuando las hornillas se prendan.

Si tu parrilla puede prenderse de esta manera, revisa las baterías en el interruptor de encendido y quita los electrodos, así te cerciorarás de que no haya una acumulación de ácido de batería. El manual brindado con tu parrilla puede indicarte la manera adecuada de lidiar con las baterías y los electrodos.

  • Limpia las rejillas de cocción:

Limpia las rejillas de cocción usando un cepillo metálico seco o una piedra para parrillas, así evitarás que la comida, la grasa y las bacterias se acumulen en ellas. Luego de cepillar la parte superior de las rejillas de cocción, retíralas de la parrilla y limpia su parte inferior.

Puedes aplicar un limpiador de parrillas en las rejillas antes de limpiarlas con el cepillo metálico. Luego de limpiarlas, puedes aplicar un aceite vegetal en las rejillas para evitar que se oxiden.

Si vas a limpiar las rejillas con una piedra para parrillas, no tienes que aplicar agua antes de usar la piedra.

  • Limpia los difusores

Retira los difusores de la parrilla y límpialos bien usando una esponja vieja y agua con jabón. Podrás retirar la grasa y la suciedad de inmediato, lo que hará que los difusores queden limpios.

Si encuentras mucho óxido o daños profundos (agujeros provocados por la erosión), podría ser el momento de reemplazar estas piezas de la parrilla.

  • Limpia los quemadores y los tubos venturi

Los tubos Venturi son aquellos que salen de los quemadores y se conectan con las válvulas de control de la parrilla. Estos tubos permiten que el aire se mezcle con el gas, lo que modifica la intensidad de la llama. Retira lo quemadores y los tubos Venturi, y coloca un cabezal de manguera en uno de los extremos del tubo. Enciende la llave del agua para eliminar todo residuo o insecto que pueda encontrarse en su interior.

– Los insectos suelen acumularse y anidar en los tubos Venturi durante las temporadas en las que no se usa la parrilla.

– Si los quemadores no pueden retirarse con facilidad (o si no sabes si podrás reemplazarlas de manera adecuada), límpialas con una esponja humedecida levemente con agua.

– Si no colocas los quemadores de la parrilla de manera correcta, esto puede hacer que corras el riesgo de sufrir un incendio.

– Si los agujeros pequeños de los quemadores están bloqueados y obstruidos, retira los residuos y despeja los agujeros usando un clip o un alfiler pequeño. No obstante, si los agujeros están deteriorados y rajados, coloca quemadores nuevos.

  • Limpia la caja de cocción:

Retira las rejillas, toma un cepillo de cocina de acero inoxidable, limpia todo el exceso de grasa y residuos del área interior de la parrilla, y deposítalo en la bandeja inferior de recolección. Luego retira la bandeja inferior y desecha la grasa y los residuos recolectados. Una parte de los residuos estará suelta y podrá desecharse con facilidad, pero lo demás estará pegado. Podrías tener que retirar los residuos atorados usando un estropajo o una espátula afilada.

Puedes lavar la bandeja inferior para mantener todo limpio y evitar la acumulación de grasa. Si optas por limpiar la bandeja inferior, tan solo lávala usando agua con jabón, enjuágala, sécala y vuelve a colocarla debajo de los quemadores.

 

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